viernes, 16 de septiembre de 2016

ESCUELA DE PADRES Y MADRES 1

Comenzaremos esta pequeña escuela de padres con una cita de  María Montessori “La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle”

Sin duda, es también lo más difícil, sobre todo para los padres, que en muchas ocasiones tienen la tendencia a sobreproteger a sus hijos. Sin embargo, uno de los principales objetivos de la educación es desarrollar la autonomía y la independencia de los niños; siempre mostrándose firme en cuanto a los límites y las tareas que deben realizar.

Por ello os invito a seguir estos pequeños consejos:




Demuéstrale lo mucho que lo quieres.
Todos los padres quieren a sus hijos pero : ¿Se lo demuestran cada día?, ¿Les dicen que son lo más importante que tienen, lo mejor que les pasó en la vida?

Mantén un buen clima familiar.
Para los niños, sus padres son el punto de referencia que les proporciona seguridad y confianza.  Si presencian continuas disputas entre sus padres o familiares, asumen que la violencia es una forma válida para resolver las discrepancias.

Educa en la confianza y el diálogo.
Para que se sientan queridos y respetados,
es imprescindible fomentar el diálogo. Una explicación adecuada a su edad, puede hacer milagros.  No debemos prometerles nada que luego no podamos cumplir, se sentirían engañados y su confianza en nosotros se vería seriamente dañada. 

  
Debes predicar con el ejemplo.
 Los niños imitan los comportamientos de sus mayores, tanto los positivos como los negativos, por eso, delante de ellos, hay que poner especial cuidado en lo que se dice y cómo se dice.

Comparte con ellos el máximo de tiempo.
Hablar con ellos, contestar sus preguntas, enseñarles cosas nuevas, contarles cuentos, compartir sus juegos…es una excelente manera de acercarse a nuestros hijos y ayudarles a desarrollar sus capacidades.

Acepta a tu hijo tal y como es. Cada niño tiene una personalidad propia. A veces los padres se sienten defraudados porque su hijo no tiene las cualidades que ellos esperaban y experimentan una sensación de rechazo. El niño debe ser aceptado y querido como es.

Enséñale a valorar y respetar lo que lo rodea. No es necesario mantener una disciplina exagerada, sino una buena dosis de constancia y naturalidad. Si se le enseña a respetar las pequeñas cosas, aprenderá a respetar su entorno y a las personas que lo rodean.

Prohíbele menos, elógiale más. Es estimulante para el hijo saber que los padres valoran sus progresos y se sienten orgullosos de él. Reconocer y alabar es mejor que lo que se suele hacer habitualmente: intervenir sólo para regañar.

No pierdas nunca la paciencia.
Por más que te desafíen con sus gestos, sus palabras o sus negativas, no debemos perder los estribos. De lo contrario, el daño que les hacemos es muy grande. “No te aguanto” “¿Por qué no serás como tu hermano?” , merman su autoestima. En caso de que se nos escape una frase descalificadora, debemos pedirles perdón. Reconocer nuestros errores es positivo para ellos.

Trabaja en conjunto con la comunidad educativa.
La familia y la escuela deben ser una en lo que concierne la educación de los niños. Debemos participar en su educación y mostrar una actitud positiva y cercana ante su aprendizaje. Si ellos ven que te implicas en su educación y estás pendiente de sus avances se mostrarán más motivados y trabajarán mejor.

EL PROFE.

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